En primer lugar, considera el uso que le vas a dar a la mochila. Pregúntate si buscas algo para llevar de un alojamiento a otro sin tener que caminar mucho ni cargar con nada. ¿O piensas llevar la mochila durante más tiempo? Esta decisión influirá mucho en qué mochila es la más adecuada para ti. Normalmente intento no cargar nunca con mis pertenencias durante más de una hora seguida, pero es muy importante poder manejar mi equipaje de forma independiente. Así que siempre quiero poder llevarlo a una cabaña de la playa o a una casa del árbol. Pero como no llevo la mochila durante horas, puedo sacrificar peso y comodidad.

Esto puede ser complicado, ya que no querrás empacar demasiado, pero al mismo tiempo tampoco querrás tener poco espacio. Siempre que viajo odio llevar más de 10 kilos. Dicho esto, planifico mi vestuario de modo que pueda meter fácilmente ropa para 3 meses en una mochila de 55 litros. El tamaño de tu mochila influirá mucho en tu flexibilidad y nivel de comodidad.

Asegúrate de pesar la bolsa antes de comprarla. Una buena mochila de viaje debe ser ligera y cómoda de llevar, incluso cuando esté totalmente cargada. Ten en cuenta que cuanto más grande sea la mochila, más pesará cuando esté cargada con tu ropa y equipo. Me encanta poder llevar yo misma mi equipaje cuando es necesario, así que éste es un punto importante a tener en cuenta.

Ten en cuenta también el número de compartimentos y bolsillos de la bolsa. Es útil tener bolsillos más pequeños para los objetos a los que necesitas acceder rápidamente. Esto es especialmente útil si estás en constante movimiento.

Obviamente, las ruedas aumentarán el peso de la mochila y harán que sea menos cómoda de llevar. Sin embargo, también me sentía frustrada cuando estaba en el aeropuerto o en terrenos llanos donde no podía hacer rodar la mochila. Por eso hace poco cambié mi querida mochila Jack Wolfskin por una Osprey Sojourn con ruedas. Utilizar una mochila con ruedas aumentó mucho mi nivel de comodidad en los aeropuertos y en las ciudades. Sin embargo, me di cuenta de que no es tan cómodo llevarlo encima. Por tanto, mi consejo es que si planeas un viaje en el que tengas que cargar mucho con la mochila, optes por la opción sin ruedas.

La forma en que se abre tu mochila cambia las reglas del juego a la hora de empaquetar y organizar tu ropa. Opta por una gran abertura frontal que te permita ver todo lo que has empaquetado. Es agradable tener una mochila que se abre como una maleta. Esto facilita el acceso a los objetos que necesitas sin tener que deshacer la maleta entera cada vez. Así te resultará mucho más fácil coger rápidamente tu ropa y no tendrás que sacar todas tus cosas sólo para encontrar la prenda que necesitas.

El color de tu mochila no sólo influye en su aspecto, sino también en su capacidad para localizarla rápidamente. Las mochilas muy ligeras y negras se ensucian rápidamente y son difíciles de distinguir entre muchas piezas de equipaje. En su lugar, opta por una opción colorida que haga destacar tu mochila.

Las correas exteriores pueden ser útiles si piensas llevar tu esterilla de yoga o tus zapatillas de senderismo. Cuando te quedes sin espacio, las correas exteriores son una forma estupenda de tener las manos libres y utilizar la funda para la lluvia para proteger tus objetos cuando estés de viaje.

El diseño de la mochila influye mucho en tu nivel de comodidad al viajar. Siempre que compres una mochila nueva, asegúrate de probarla lo suficiente en casa. Llénalo y llévalo durante una hora o así para ver si puedes llevarlo cómodamente.

Por último, asegúrate de que la mochila resistirá el desgaste. Al comprar una mochila, la calidad también es un factor importante. Lo último que quieres es que se rompan las correas en un país extranjero o que la cremallera te abandone en mitad del viaje. Por tanto, asegúrate de comprar una bolsa de alta calidad que te dure muchos años. Busca modelos fabricados con materiales impermeables, cremalleras resistentes y materiales sostenibles. Me encanta que mi mochila me haya acompañado en tantos viajes. Incluso tengo la sensación de que puedes hacer mejor las maletas cuantos más viajes hagas con ellas.